jueves, 2 de febrero de 2012

Vino y comida









A continuación encontrarás algunos consejos para guiarte en tu propia búsqueda de la armonía entre el vino y la comida.

Plato contundente + vino robusto. Plato delicado + vino ligero.

Esta es una de las reglas más importantes al buscar un buen maridaje. Un vino robusto dominará a un plato delicado. Por otro lado, un vino ligero desaparecerá frente a un plato contundente.

¿Te han dicho alguna vez que debes servir el vino blanco con pescado y el tinto con carne? Bueno, hoy se suele escuchar que esta regla de oro ya no vale. Pero ojo, no hay que creer todo lo que "se dice". La regla se basa en el concepto de armonizar el peso, estilo y textura de vinos y comidas; consejos que siguen vigentes. Claro que el pescado es ligero y requiere un vino ligero, lo que suele ser un blanco, pero hay tintos ligeros, como el Pinot Noir, que combinan perfectamente con pescado.

Otro factor importante a considerar es que los vinos tintos tienen taninos, lo que les otorga aspereza y un cierto amargor que choca drásticamente con el yodo de los mariscos. Presta atención a lo que pasa al probar erizos con Cabernet Sauvignon: la sensación metálica que resulta no es nada grata, lo que no pasará al probarlos con un vino blanco ligero, como un Sauvignon Blanc.


Gusto del plato + gusto del vino. Semejanzas y contrastes.

Los 4 gustos básicos son: dulce, ácido, amargo y salado.
Considerar cuál de ellos predomina en el plato, te ayudará a elegir el vino más adecuado para acompañarlo.

Por otra parte, dicen que los opuestos se atraen, lo que en el maridaje entre vino y comida a veces también resulta cierto. Prueba la clásica combinación de un queso azul, muy salado, con un vino muy dulce, ¡ te sorprenderá!

Aroma del plato + aroma del vino
Deja que los aromas te guíen en el maridaje. Por ejemplo, el ceviche que tiene aromas frescos de limón y perejil combina muy bien con un Sauvignon Blanc por sus características cítricas y herbales. Si el plato tiene pimentón verde, busca un Carménére con aromas de lo mismo. Un plato con champiñones combina muy bien con vinos que tengan aromas terrosos.

Platos salados y picantes + vino suave, frutoso y bajo en alcohol.

Los sabores muy pronunciados son problemáticos y chocan con los grandes vinos tintos, que tienden a ser taninosos y alcohólicos. Los tantitos producen una sensación metálica en combinación con platos salados y aumentan la sensación quemante en conjunto con lo picante. Un vino blanco o tinto frutoso, bajo en alcohol y con un leve dulzor resultará muy agradable para estos platos. Si es tinto, asegúrate que sea uno con taninos suaves, como un Pinot Noir o un Merlot.

Menos madera = mejor maridaje

Vinos con muchos aromas de madera, como humo, chocolate, vainilla, etc,.. no combinan muy bien con la comida. Son muy dominantes. Déjalos para momentos cuando puedan ser protagonistas y lleva un vino con menos madera a la mesa.



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